¿Tus palabras te cuidan?

¿Alguna vez te has detenido a escuchar cómo te hablas a ti mismo? 

Tal vez no te hayas dado cuenta, pero las palabras que te dices a diario tienen un impacto profundo en tu salud emocional y bienestar.

Solemos centrarnos en cómo los demás hablan—si son groseros, si critican demasiado, o si se quejan sin parar—pero rara vez nos detenemos a observar nuestro propio diálogo interno.

Y es allí, en esas conversaciones silenciosas que tenemos con nosotros mismos, donde se juega gran parte de nuestro autocuidado emocional.

El Poder de las Palabras Propias

Piensa en esto: ¿te has sorprendido alguna vez llamándote “tonto” cuando cometes un error? O tal vez te has regañado mentalmente por no hacer algo “perfecto”.

Estas pequeñas pero poderosas palabras tienen el poder de construir o destruir tu autoestima, y lo hacemos con más frecuencia de lo que creemos.


El Origen del Diálogo Interno

Soy madre, y mi hijo es uno de los maestros más grandes que tengo en la vida. Quiero que crezca siendo una persona segura, amorosa y sabia. Y sé que las palabras que le digo ahora sentarán las bases de cómo se hablará a sí mismo en el futuro.

Cuando un niño pequeño pronuncia una palabra mal, nuestra reacción natural es sonreír y corregirlo suavemente. Sabemos que está en un proceso de aprendizaje, y confiamos en que, con el tiempo, aprenderá a decirlo correctamente. Sin embargo, ¿qué pasaría si en lugar de apoyarlo, lo ridiculizáramos o lo criticáramos por su error? Probablemente, se volvería más inseguro y menos dispuesto a experimentar, lo que afectaría su desarrollo.

Lo mismo ocurre con nosotros, los adultos. Si nos criticamos constantemente, si nos hablamos con dureza o sarcasmo, terminamos saboteando nuestro propio crecimiento y bienestar.


El Arte del Autocuidado a través de las Palabras

Si alguna vez te has sorprendido llamándote a ti mismo «tonto» o «inútil», es hora de cambiar ese diálogo interno. Aquí te dejo tres claves para empezar a hablarte con el amor y la comprensión que te mereces:

  1. Habla Contigo Como lo Harías con un Niño: Imagina que eres un niño pequeño aprendiendo a caminar. ¿Le gritarías al niño por caerse? Por supuesto que no. Entonces, ¿por qué te tratas a ti mismo con tanta dureza cuando cometes un error? Habla contigo mismo con la misma paciencia y cariño que tendrías con un niño que está aprendiendo.
  2. Cambia el Chip: Si vienes de una crianza donde no se practicaba el autocuidado emocional, es normal que te cueste trabajo. Pero te aseguro que es posible cambiar ese chip. Cada vez que te sorprendas criticándote, detente y reformula tus palabras. En lugar de decir “qué tonto soy”, prueba con “estoy aprendiendo, y cada error me hace más fuerte”.
  3. Recuerda que Eres Perfecto/a Tal Como Eres: Sí, leíste bien. No necesitas ser alguien más ni hacer las cosas de manera diferente para merecer amor y respeto, empezando por el tuyo propio. Háblate con amor, con paciencia y con la certeza de que te mereces lo mejor.

La única persona que estará contigo toda tu vida eres tú mismo. Así que cuídate, trátate con cariño y paciencia. Cambia esas palabras hirientes por afirmaciones que te impulsen a crecer y a florecer.

Recuerda: eres perfect@ tal como eres, y te mereces todo el amor y respeto del mundo—incluido el tuyo.

Gracias por existir y formar parte de este bello mundo.

Scroll al inicio